Entre incienso y azahar, se respira Amor


Sin ensayos que restar en nuestro calendario, con los segundos agotados en nuestro reloj cofrade, pero con los corazones marcando un latido más acelerado e intenso, llega el momento de sintonizar nuestra música con los sentimientos, anhelos y deseos de la Pasión, Muerte y Resurrección de Nuestro Señor.

El invierno ha comenzado a despertar nuestra devota fe, los primeros días de la primavera agitan el aliento tal y como le agitaron a Jesús con palmas y ramas de olivo, el fuego hogareño es reemplazado por el olor a incienso que comienza a alimentar nuestra alma, y las calles se endulzan con los últimos ensayos antes de que la cera y los caramelos pidan paso a los Nazarenos.

Entre incienso y azahar, se respira Amor, el mismo Amor con el que Jesús perdonó al Buen Ladrón, el Amor que una madre siente por su hijo, el Amor con el que Cristo salvó a la humanidad, así como el Amor con el que los feligreses reavivan su pasión y su fe mientras proclaman el evangelio.

Incontables son los ensayos y preparativos que se realizan antes de Viernes de Dolores, donde el dolor de Nuestra Madre es compartido por toda la Villa de Alcantarilla.

Infinitas son el número de marchas interpretadas antes de que Nuestro Padre Jesús de la Caridad sea negado por San Pedro bajo el atardecer alicantino del barrio de Altozano.

Indescriptible es el esfuerzo y sacrificio que cada músico realiza a lo largo del año, para que, después de que Jesús entre triunfante en Jerusalén, sea maniatado y flagelado con pesar de melancolía en la tarde de Domingo de Ramos.

Numerosas son las dificultades y obstáculos que hay que afrontar y vencer en nuestro caminar, antes de que el Señor de la Salud y Misericordia ilumine con plegarias el castizo barrio de San Roque.

Inmensa es la ilusión y la paciencia que cada componente aguarda antes de que Huerta y Humillación realice su correspondiente penitencia, bajo la atenta mirada de la luna de Jueves Santo.

Descomunal es el Amor y la casta que cada componente entrega a sus compañeros, el apoyo y la energía cuando éstas hacen falta más que nunca, antes de que el Señor de la Sagrada Cena ponga punto y final a un sueño que cumple detrás del hijo de Dios y su bendita madre cinco años.
Ha llegado la hora, en unos instantes, cuando el reloj de la iglesia de San Pedro marque las 21:00 horas dará comienzo el trabajo que 60 músicos han desempeñado durante todo un año.

Desde estas líneas os invitamos a que nos acompañéis, junto a nuestras Hermandades, y que viváis con plenitud y pasión esta Semana Santa 2018.