Eterno Presidente


Seguramente no habrá tinta ni papel suficiente en el mundo, para agradecer todo lo que Andrés García Belchí ha hecho por las personas que formamos parte de la Agrupación Musical Ntro. Padre Jesús del Amor y del colectivo cofrade de Alhama de Murcia. Para muchos de nosotros fue un modelo a seguir, por su tesón y empeño a la hora de hacer cualquier cosa, por su esfuerzo y dedicación y sobre todo por contagiarnos su pasión por la Semana Santa. Andrés consiguió que el gusanillo del mundo cofrade nos pícara a todos y llegara a convertirse en una pasión, en la sangre que fluye por nuestras venas, en el escalofrío que eriza nuestra piel cuando oímos el tañido de una campana en cuaresma, el toque de un llamador, el arrastrar de unas sandalias costaleras y sobre todo los sones de la pasión; la música cofrade.

Abril de 2013, muchas dudas cuando cuajábamos “El Amor”, pero entre tantas indecisiones una cosa si teníamos clara, que él fuera el que guiara nuestro camino, que él fuera el que nos presidiera allá donde fuéramos, porque sabíamos que nunca nos iba a fallar, y así fue, desde el primer momento nos tendió la mano siendo el motor que nos empujó a salir adelante y a cumplir nuestro sueño.

"Pocos meses después esta maldita y rara enfermedad ya era una realidad, el destino lo quiso así, tu banda, como una familia ha estado contigo hasta el final de tus días, viviendo tu desgaste diario con semblante de impotencia".

Ahora emprendemos el camino en solitario tras su partida, con la tristeza de los que han perdido a un ser querido; un amigo, un hermano o un padre, pero con la misma fuerza e ilusión que el primer día, quizás aún más si cabe, porque cuando el cuerpo le dijo basta, seguía agasajándonos y mostrando su lado más afable, ahora sabemos que desde donde esté, nos estará viendo con una sonrisa en los labios.

Podemos decir sin temor a equivocarnos que la Agrupación Musical Ntro. Padre Jesús del Amor es lo que es, por él, por Andrés García Belchí, nuestro eterno presidente al que se le recordará con respeto, amor, envidia, pero sin dejar a nadie indiferente.

A muchos de los componentes los ha visto crecer, pasar de niños, a hombres y mujeres, los cuales lloraron como niños nuevamente cuando se fue, porque perdieron algo más que un presidente, más que un amigo. El vacío que deja será muy difícil de llenar, siempre estará en nuestro recuerdo y formará parte de nuestras vidas.

Gracias y hasta siempre Andrés.