Santo Rostro de AMOR

La Cuaresma es un tiempo privilegiado, y así nos encontramos al poder presentaros el diseño de nuestro emisario los próximos años. Pequeños y a la vez grandes pasos los que damos rodeados de profesionales como el diseñador jienense Juan Pablo Molina Rueda.
Es tiempo de cuaresma, es tiempo de AMOR...

Cuando un grupo de personas toman la decisión en su vida de sacrificar parte de su tiempo y vidas, y donar casi todas sus actitudes a un proyecto que consiga ensalzar la unión de unos sentimientos y proclamar su Fe en el más estricto sentido musical, se convierten en colonizadores de nuevo mundo dentro de una nave que requiere de mucho esfuerzo y sudor, remar en armonía es casi una utopía, cuando al principio hay que aprender a remar, limpiar cubierta, fregar, cocinar y administrar los recursos para todo el trayecto. Requiere más que una simple virtud de mando, las fuerzas fallan a veces y no todos los días son iguales, por eso llega un momento que todo barco necesita un aliento de aire divino que empuje y de fuerzas a esta encomienda, entonces, como si llegáramos al punto más importante de la trama de película o novela y cuando nuestra moral está en un punto plano, es cuando nuestro barco se convierte en velero, cuando deshacemos los nudos y dejamos aparecer del mástil mayor la VELA, que flexionará y pondrá al límite todos sus tejidos con la presión del aire que nos hará tomar velocidad, casi volar, será el paño que envuelva nuestro corazón arrancado a pecho abierto, dibujará la línea de la mano de nuestro futuro, ensalzará nuestro gran Amor, y entonces, el viento sopla a favor y miramos el calco de nuestro corazón como Santo Rostro en paño de Dios, se posará sobre lo alto del mástil un ave que abrirá sus alas para querer abrazarnos y aunque sus destellos ciegue nuestra mirada, veremos por sus ojos y nos alimentaremos de su sangre y cuando los sones del tambor cesen a descanso y arrie el barco que delante nos acompaña, su capitán dejará durante un momento su pasión y dolor para sonreírnos y decirnos que ya no se siente solo, que nota nuestras notas, que nuestro sonido acaricia sus mejillas, que sus heridas se cicatrizan y que ya puede continuar porque no se puede negar a tanto AMOR.
Juan Pablo Molina Rueda